A usted, como habitante del Valle de Aburrá, ¿le suena la idea de viajar por la mañana a las playas antioqueñas sobre el mar Caribe y retornar en la noche luciendo su piel dorada por el sol?
Ese sueño tiene 86 años y se asocia con la obsesión del empresario don Gonzalo Mejía de llegar "al mar, al mar en ocho horas", para beneficio no solo del turismo, sino también del comercio exterior de Antioquia.
Hoy, por una vía que no es propiamente la mejor del departamento, toma nueve horas llegar a Turbo y ocho arribar a Apartadó. Sin embargo, con la doble calzada que se construirá entre el Puente de Occidente y el sitio conocido como El Tigre, la región de Urabá quedaría en el 2024 a escasas seis horas de Medellín.
"El ombligo del mundo nos quedará a seis horas", afirma el ministro de Transporte, Andrés Uriel Gallego, al mencionar, vivamente emocionado, las cuatro dobles calzadas que conforman el proyecto vial más importante de Antioquia en toda su historia: Las Autopistas de la Montaña.
El ejecutor será Interconexión Eléctrica S.A. (ISA) y se estima que la sola conexión con Urabá demanda una inversión que supera los 2,4 billones de pesos, en valores constantes de diciembre de 2008. A esto se deben agregar los 1,8 billones de pesos que costaría la operación y mantenimiento de la carretera durante 40 años de explotación por el sistema de concesión.
El Gobierno mismo reconoce que las cuentas no dan para estructurar un negocio rentable para el concesionario, pues los ingresos de esta doble calzada serían de 3 billones de pesos.
Por eso se juntó una vía "mala", como negocio, vale decir, con tres muy buenas. Se armó, entonces, un atractivo paquete que requiere inversiones de 5,6 billones de pesos y que tiene una proyección de ingresos para ISA de 22,7 billones de pesos.
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