En Puntepiedra (Turbo), hace más de un año que el mar se comió los 50 metros de retiro a la playa que debían dejar las viviendas. Se ha producido un desplazamiento por esta causa y el mar continúa penetrando sin que se vea voluntad de acción.
UN LLAMADO DE la Corporación Biomunicipios, que trabaja en la recuperación de playas, para que se actúe, pues estudios es lo que hay. En el litoral antioqueño la amenaza no deja de preocupar. Las comunidades no sienten el apoyo requerido.
Los informes son concluyentes: la arremetida del mar se está tragando zonas turísticas de Cartagena y otras ciudades.
La voz de alerta la había dado el Instituto de Investigaciones Marinas (Invemar) cuando analizó lo que sucedía en el litoral Caribe, de 1.760 kilómetros. Luego, la Comisión Colombiana de los Océanos volvió sobre el tema.
Tiempo después, no ha pasado nada. Y de eso se conduele Paul Geerders, holandés director de la Corporación Ambiental Biomunicipios, que tiene entre sus objetivos el buen manejo de las playas.
Ni en el sitio web de la Comisión volvió a hablarse del tema.
El caso de las playas, dice, necesita atención científica, "pero no se ve una política de cómo vamos a enfrentar el caso del cambio climático".La erosión costera está acá, es una realidad que les duele a muchas comunidades y la padecen.
"La población local no ve soluciones", indica y cita el caso de Puntepiedra, en Turbo, donde el mar se ha llevado decenas de metros en los últimos años.
En ese sitio ha habido desplazamiento por el cambio climático.
En el estudio de Invemar sobre la erosión costera se indicaba que "los impactos... se han sentido con la pérdida de cientos de kilómetros cuadrados de terreno dedicados a la agricultura y la ganadería, como se ha documentado suficientemente para punta Arboletes en los límites de los departamentos de Córdoba y Antioquia, al igual que en la antigua desembocadura del río Turbo en el golfo de Urabá".
Se conoce el problema, pero no se enfrenta, dice junto a Diana López y María C. Castaño, de esa organización.
Se dice que se va a estudiar, pero cada año el mar se come más. O se opta por una solución poco práctica: espolones y otras obras de defensa levantadas sin estudios, por lo que en el solo golfo de Urabá, según estimativos, hay varias decenas de miles de millones de pesos sumergidos.
En sólo Urabá son 62 obras construidas, en su mayoría espolones como en el resto del litoral, según el estudio de Blanca Oliva Posada de Invemar.Geerders recuerda lo que sucede en su país. Allí, bajo el lema de construir con la naturaleza, se sabe que hay que retirar, acomodar o enfrentar la situación.Tras una inundación severa en los años 50, se estructuró y desarrolló el plan delta, que finalizó hace 5 años, que permitió contener la amenaza y conocer el mar: hay zonas donde se ha permitido la inundación.
Nivel del mar
Un estudio entregado esta semana por el Proudman Oceanography Laboratory en Liverpool, estimó que el hombre es responsable de 3/4 del aumento en el nivel del mar.
Un reporte de finales del año pasado del director del Ideam, Ricardo Lozano, citaba un aumento de 3 milímetros anuales en el nivel del mar y un aumento de la erosión costera en los litorales Caribe y Pacífico.
En el primero, hay sitios críticos, como Turbo, Arboletes (el mar ha comido más de un kilómetro) y Cartagena, en donde pese las recomendaciones se continúa construyendo cerca de la playa.
¿Será necesario un Ministerio del Mar? Colombia, como dice el mensaje del Invemar, es 50 por ciento continente y 50 por ciento mar. En Holanda se tiene y ha sido parte del remedio.
Biomunicipios, integrante de la Red Proplayas Colombia capacita y busca alianzas para atender el sector. Una idea: certificar las playas de Capurganá y Bocagrande, como se vio en pasado taller en Cartagena.
Para Paul Geerders, si el mar continúa subiendo, una acción sería el retiro estratégico. Hasta ahora hay silencio de las autoridades.
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